Me sabes fuerte y débil, necia, callada, llena de miedo a veces. Con palabras perfectas otras veces.
Me sabes libre y apasionada. Incrédula, sarcástica, sabes que "intensa" es mi segundo nombre. Sabes que no se me da disimular miradas, ni guardar silencio cuando debería. Conoces mis miedos y los abrazas.
Así como abrazas mi necesidad de afecto y la llenas de sabores dulzones y regalos que solo una loca como yo desearía (desde crayones hasta un ring de de luchadores).
Y me llenas el alma de tantas letras como puedes, porque sabes que soy algo incapaz de expresarme de otra manera que no sea ésta.
Y me regalas, lo mismo el mar, que una tarde lluviosa.
Y la verdad es que me conoces.
Completa y plena, o con ojeras y vacío de existencia.
Me llamas "fuerte e inteligente", porque no lloro con las películas y aprendo cosas de memoria.
Me llamas "fuerte e inteligente", porque no lloro con las películas y aprendo cosas de memoria.
Me llamas tuya. Y lo soy.
Desmenuzas mi locura, aunque algunas veces no la comprendes. A veces quisieras romper a cachos, la nube gris que me llueve encima. Y me llamas imposible; te vuelvo loca.
Pero la verdad, es que me conoces. De esa forma única en que te conoce alguien a quien jamás permitiste la entrada y que, sin embargo eligió tu sitio, para quedarse, memorizó tus diferentes sonrisas y aprendió cuál es la triste y cuál explota en alegría. Y tocó tu alma con nobleza y firme deseo de quedarse a vivir en ella.
Y te quedaste. Te has quedado.
Sabes que soy un rompecabezas, y estás aquí; coces mis alas, cuidas mi vuelo, cuidas mi sueño y sueñas conmigo. Ríes conmigo. Bailas con mis 2 pies izquierdos. Alivias mi pecho cuando duele la vida, desenredas mi cabello.
Me sabes tibia, me sabes loca, anticuada a veces y eliges libremente, amarme a mí. Y eliges mis brazos, mis abrazos, me eliges a mí. Cada día a mí.